BREVE RESEÑA DE LA GESTACIÓN DE LA COMUNIDAD SBC
Durante
todo el año 2004, buscando con mucha oración la Voluntad de Dios para
discernir las mociones que el Espíritu nos iba proponiendo en esos
tiempos a nosotros Iniciadores, habíamos decidido invitar a la gente de
nuestras parroquias, y a hermanos de otras comunidades que nos eran muy
cercanos, a hacer un acto de fe en nuestro Señor Jesucristo: les
propusimos ofrendar su vida a Dios para servirlo bajo los tres
propósitos[1] a
los cuales nos sentíamos muy fuertemente convocados desde varios años
atrás; dicha ofrenda sería hecha en la en la intimidad de la comunión
eucarística, con la esperanza de que sería Él mismo quien nos iba a
mostrar los caminos para seguir, pues teníamos claras certezas del “qué”
(los tres propósitos) pero no teníamos claridad del “cómo”.
Fue
entonces así como en dos fechas solemnes de la Iglesia se hicieron
realidad la propuesta: el 8 de diciembre de 2004 (en la solemnidad de la
Inmaculada Concepción de la Virgen María) para los hermanos de la
parroquia San Martín de Tours y el 10 de enero (ya del 2005, en la
fiesta del Bautismo del Señor) para todos los demás[2].
Entretanto,
en los primeros días de diciembre de 2004 hablábamos con un grupo de
hermanos y hermanas, que desde ya hacía unos años veníamos acompañando
en su discernimiento vocacional y que no hallábamos su lugar para
desarrollar su vocación, para hacerles la propuesta de unos posibles
votos privados de consagración. Con el sello de la paz y la alegría en
sus corazones confirmaron ellos como inspirada la propuesta y, en
efecto, el 1º de enero de 2005 los tres primeros candidatos profesaron
sus primeros votos de consagración privada. En ese mismo año los
consagrados se duplicaron en número.
A
esa altura de los acontecimientos, los Iniciadores SBC resolvieron ir a
informar de todos estos hechos al Padre Obispo Luis, quien se alegró y
les animó a continuar. En aquella conversación el Obispo, ese 9 de
diciembre de 2005, les hizo alguna mención de la forma “asociación
privada de fieles”.
Al
año siguiente, ya renovados los votos privados de los primeros
consagrados y repitiendo todos la misma entrega de dedicación en la
comunión eucarística, los Iniciadores presentaron al Obispo los primeros
estatutos provisorios el jueves de Pascua. Fue en ese mismo año 2006
que comenzaron su discernimiento con nuestra Comunidad SBC los primeros
grupos que más tarde se nos asociaron.
Durante
el transcurso de 2007 la Obra se consolidó: además de renovar los
Consagrados sus votos privados y realizarlos por primera vez una persona
más; el Padre Obispo designó a quien es el Vicario para la Vida
Consagrada en nuestra Diócesis, Padre Rafael Mañas, con el encargo
especial de ser nuestro guía de discernimiento hacia una eventual
aprobación como la forma de “Asociación Privada de Fieles”. De este
modo, el Padre Obispo, nos invitó a participar formalmente y a tomar
parte de la realidad de vida consagrada de la Diócesis, el 24 de junio.
Mientras
tanto, dos grupos más piden ser admitidos a nuestra Comunidad, uno
dentro de la Diócesis y el otro fuera de sus confines[3].
El 8 de diciembre de 2007 se celebró la primera Alianza Fraterna en donde se manifestó de manera visible el conjunto de nuestra Comunidad.
Nos encontramos finalmente todos aquellos que habíamos hecho esa
ofrenda eucarística de dedicarle al Señor nuestras vidas, especialmente
bajo los tres propósitos, más los dos primeros grupos que deseaban ser
asociados a nuestra Comunidad[4]. Un total de 50 laicos, además de los Iniciadores.
[1] La alabanza y la adoración, la nueva evangelización y la unidad de los cristianos –
los tres propósitos- son la síntesis del lema del 40º aniversario de la
Parroquia San José y Santa Cecilia “Santos por tu Presencia, Misioneros
con tu Unción, Unidos en tu Nombre” (1997). En ese año comenzaron las
primeras manifestaciones y frutos espirituales de lo que luego resultó, por Gracia, la renovación de toda la parroquia
[2] Hermanos y hermanas de la Parroquia San José y Santa Cecilia, Sagrado Corazón, Santa María y Virgen Maria, Madre del Pueblo
[3] El grupo de oración “San Juan Bautista”, dentro de la Diócesis; la Comunidad “Tribu de Judá”, de Avellaneda.
[4] Ellos
eran: “Comunidad Pequeño Rebaño” de la Parroquia Nuestra Señora de
Czestochowa y el grupo de oración “Maranathá” con integrantes
procedentes de la Parroquia Santa María